¿Por Qué Nos Siguen Diciendo Que No Hablemos de Cuánto Ganamos?

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Hablemos de dinero. Sí, ese tema incómodo, casi prohibido, especialmente si eres mujer. Nos han enseñado a callarnos sobre lo que ganamos, a evitar la conversación porque “es de mala educación” o “no es apropiado”. Pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué el dinero sigue siendo un tema tan tabú, especialmente para nosotras?

La realidad es que mantenernos en silencio sobre el dinero es una forma más de mantenernos en desventaja. Mientras los hombres negocian sus sueldos, discuten inversiones y hablan abiertamente sobre sus finanzas, a las mujeres se nos enseña a quedarnos al margen. Y ese silencio nos cuesta caro. Nos cuesta en oportunidades, en poder de negociación y, por supuesto, en dinero real.

¿Por qué seguimos cayendo en esta trampa?

Porque la sociedad nos ha condicionado a creer que es vulgar hablar de dinero, que es mejor dejar esos temas a los “expertos” (léase: hombres). Nos han hecho creer que es más elegante o “femenino” preocuparnos por otras cosas, como la familia, la estética, o la vida social, mientras el dinero, ese pilar fundamental de nuestra independencia, queda relegado a un segundo plano.

Pero aquí está la verdad cruda: si no hablas de dinero, si no te informas, si no exiges lo que vales, te estás condenando a vivir bajo el techo de cristal de la desigualdad económica. Y no, no se trata de volverse materialista o avariciosa. Se trata de reclamar lo que es tuyo por derecho, de no dejar que otros decidan por ti, de romper con ese ciclo de complacencia que nos ha mantenido en la sombra durante demasiado tiempo.

Vamos a poner las cartas sobre la mesa.

¿Cuántas veces te has encontrado en una situación en la que sabes que mereces más, pero te has quedado callada por miedo a parecer “agresiva” o “ambiciosa”? ¿Cuántas veces has aceptado un salario que sabes que es inferior al de tus colegas masculinos porque “no querías hacer olas”? Es hora de dejar de ser la buena chica en el mundo del dinero. Porque la buena chica, la que no discute, la que acepta lo que le dan, la que nunca pide más, siempre se queda con las migajas.

Y aquí es donde el cambio empieza: hablando de dinero. Pregunta a tus colegas, investiga, discute tus opciones, no tengas miedo de negociar. Porque si no lo haces, alguien más lo hará por ti. Y ese alguien no va a estar velando por tus intereses.

Hablemos de cifras.

Hablar de dinero no es solo un acto de empoderamiento, es un acto de justicia. Es romper con la idea de que las mujeres deben estar al margen de las decisiones financieras, es dejar de esperar a que alguien más nos dé lo que merecemos y empezar a exigirlo. Porque, queridas, el dinero es poder, y el poder no se regala, se toma.

Así que la próxima vez que te sientas incómoda hablando de cuánto ganas, de cuánto quieres ganar, o de cómo manejar tu dinero, recuerda esto: ese malestar es la cadena que nos han puesto para mantenernos en nuestro lugar. Y la única manera de romperla es hablando, exigiendo, reclamando.

¿Te atreves a romper el silencio?

Porque hablar de dinero no es solo hablar de números, es hablar de nuestro futuro, de nuestra libertad, de nuestra capacidad para decidir por nosotras mismas. Y eso, querida, es algo por lo que vale la pena pelear.